CONTENIDOS EDUCATIVOS: DEL PAPEL A ENTORNOS DIGITALES

Cuando nos referimos a la penetración de la tecnología en el sector educativo, a la inmensa mayoría de los usuarios se nos viene a la memoria la adquisición de hardware. Sin embargo, dejamos a un lado lo que realmente enriquece al dispositivo: el contenido.

Si hiciéramos un histórico sobre cómo ha sido la implantación de la tecnología en los centros educativos, prácticamente desde sus orígenes, observamos que la compra de material fungible ha sido una constante. Hace casi tres décadas, los “ordenadores” tipo Amstrad llegaban a las aulas con el fin de dotar a los alumnos de conocimiento en lo que se llamaba informática y, básicamente, programación en el lenguaje BASIC; los más avanzados pasaban a Cobol.

Durante muchos años, el establecimiento de tecnología en los centros educativos ha pasado por ir actualizando el parqué: de los Amstrad a los 286 con pocos megas de memoria; 386, 486, Pentium; y, con la expansión de los portátiles, hace pocos años, la inclusión de netbooks. En las aulas entró también un nuevo “jugador”: las pizarras digitales interactivas.

Sin embargo, la realidad –como afirma un grueso del sector tecnológico- apunta a que el hardware no es más que un instrumento que, por sí solo, tiene unas capacidades muy limitadas, poniendo de relieve la importancia fundamental del software; y, sobre todo, de los contenidos. Prueben a encender un ordenador sin un paquete de Office (sea del fabricante que sea) o sin sistema operativo. Verán que las probabilidades de trabajar son escasas.

Por ello, el sector editorial educativo ha visto cómo su modelo de negocio ha ido girando hacia un nuevo paradigma. El libro de texto, en los centros educativos, está actualizándose hacia nuevas formas: del papel al entorno digital. Los profesores, aunque tímidamente, no cierran su programación a un único libro de una sola editorial. Hoy los docentes escudriñan diferentes contenidos para explicar su materia. Así, en un futuro cada vez más cercano, una asignatura cualquiera podrá ser apoyada en su explicación por el docente por varias editoriales, contenidos que realice un profesor especializado de un centro educativo o bien de una universidad extranjera.

Dice el refrán que una imagen vale más que mil palabras, sentencia que en el sector educativo adquiere una relevancia absoluta; porque no es lo mismo que un docente explique el sistema digestivo, libro en mano, a que se pueda visualizar contenido en 3D y el alumno pueda –prácticamente- meterse dentro del cuerpo humano.

Así, las compañías editoriales, lejos de desaparecer, sólo van a trasladar los contenidos del soporte papel al soporte digital, con contenidos multimedia hiperenriquecidos, los cuales facilitarán la asimilación de contenidos por parte de los alumnos.

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