(Aparecido en Escuela de Padres)
Si hay algo que a los padres nos saca de quicio es que nuestros hijos nos mientan y, sobre todo, que nos sigan mintiendo aunque les hayamos pillado. La mentira es una consecuencia de la necesidad que tenemos de ser queridos y aprobados por los demás. Desde bien pequeños enseñamos a nuestros hijos cómo sus conductas influyen en nuestro bienestar o malestar, y los hijos que necesitan y quieren la aprobación de sus padres pueden recurrir a la mentira como una forma rápida de satisfacción de esa necesidad…